jueves, 27 de mayo de 2010

Vanitas



Time present and time past
Are both perhaps present in time future,
And time future contained in time past.
If all time is eternally present
All time is unredeemable.

T.S. Eliot

miércoles, 17 de diciembre de 2008

El maestro y la patria

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Cada biblioteca guarda tantos libros, cada libro guarda tantos secretos. Entre ellos siempre vuelvo a los del maestro Borges, que nunca se rehúsa a compartir una tarde con esta humilde servidora, contándome sus tantas anécdotas sobre sus disímiles y maravillosos intereses (inteseses que, sabe, aun desde mi ignorancia yo comparto). Hoy, al visitarlo en su estante en lo alto de mi torre, por vez primera me ha hablado de mi patria:

Las Islas del Tigre

Ninguna otra ciudad, que yo sepa, linda con un secreto archipiélago de verdes islas que se alejan y pierden en las dudosas aguas de un río tan lento que la literatura ha podido llamarlo inmóvil. En una de ellas, que no he visto, se mató Leopoldo Lugones, que habrá sentido, acaso por primera vez en su vida, que estaba libre, al fin, del misterioso deber de buscar metáforas, adjetivos y verbos para todas las cosas del mundo.
Hace muchos años, el Tigre me dio imágenes, quizá erróneas, para las escenas m
alayas o africanas de los libros de Conrad. Esas imágenes me servirán para erigir un monumento, sin duda menos perdurable que el bronce de cieros infinitos domingos. He recordado a Horacio, que sigue siendo para mí el más misterioso de los poetas, ya que sus estrofas cesan y no termian, asimismo son inconexas. No es imposible que su mente clásica se abstuviera deliberadamente del énfasis. Releo lo anterior compruebo con una suerte de agridulce melancolía que todas las cosas del mundo me llevan a una cita o a un libro.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Curiosa botánica


La de casarse con el médico escocés Alexander Blackwell quizás no haya sido la mejor decisión tomada por su prima, Elizabeth Blachrie. Acaso ella se lo haya preguntado cuando la dudosa reputación de su marido, luego de una larga serie de inconvenientes, terminó por llevarlo a la cárcel. El episodio, sin embargo, dio buenos resultados: gracias a su necesidad de sobrevivir y mantener a su familia durante ese tiempo es posible disfrutar hoy de las páginas de A Curious Herbal, el bellísimo libro de herbolaria que Elizabeth ilustró para recaudar fondos y cuyo éxito permitió la liberación de Alexander.
El libro, cuyas láminas completas pueden ser apreciadas aquí y luego aquí, fue publicado entre 1737 y 1739 e incluye ilustraciones de especies del Nuevo Mundo que eran habitualmente desconocidas en ese momento y lugar. El denominado “curioso” compendio de plantas medicinales ha determinado el pase a la eternidad de Blackwell (quien no ha de ser confundida con la médica que lleva su mismo nombre), no sólo como su autora sino también como aquella en cuyo honor fue bautizado el género de plantas Blackwellia. Sobre lo acontecido con su marido después de la muerte, en cambio, poco puede decirse; pero lo cierto es que sus días precedentes a esta fueron desafortunados hasta el fin: luego de haberse endeudado nuevamente y abandonado a su familia, en 1747 fue acusado por conspiración y ejecutado.

jueves, 1 de mayo de 2008

Efemérides

Creiddylad, prometida de Gwythyr ap Greidawl, fue raptada antes de su boda por Gwynn ap Nudd. Desde ese momento permanece en casa de su padre, LLud Llaw Ereint, mientras sus dos pretendientes se encuentran para pelear por ella cada Primero de Mayo y hasta el Día del Juicio. Así se cuenta en Culhwch ac Olwen.

Por eso es que hoy, como todos los años, el señor del Annwvn y su rival deben encontrarse.

lunes, 17 de marzo de 2008

Écrasez l’Infâme!

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Podría haber empezado este artículo con alguno de los argumentos que utilizan regularmente los críticos de la astrología, pero he preferido no hacerlo por dos razones: Primero, que así como los que se declaran en contra de este tipo de superstición deben estar cansados de repetirlas, también los que se declaran a favor deben estar hartos de escucharlas. Segundo, que para la mayoría de estos argumentos los astrólogos y sus seguidores tienen respuestas que encajan con su sistema y, como es este un sistema del cual yo desconozco prácticamente todo, prefiero no hacer alarde de mi ignorancia planteando como firmes argumentos fácilmente rebatibles. Por eso no acusaré a la astrología de ese modo. Es más, le pediré que imagine que las predicciones hechas por la pseudociencia de la que aquí se habla son infalibles.
¿Infalibles? ¿Cómo? ¿Y entonces por qué el horóscopo de cada uno de los diarios o revistas que lee dice una cosa distinta y de todas esas suele no cumplirse ninguna? Ah, lo que usted no sabe es que la culpa no es de la astrología, sino de los astrólogos: ¡vienen equivocándose desde hace siglos, siempre por la misma razón! Pero cuidado, no se vaya a enojar con ellos así de rápido, que es posible que también usted tenga la misma brecha en su educación: ¿Acaso le enseñaron en la escuela que el planeta Tierra tenía dos movimientos, rotación y traslación? Si es así, a usted le enseñaron mal: lo cierto es que tiene muchos más, entre ellos el de precesión (balanceándose arriba y abajo mientras gira, como un trompo).
Sabrá usted, y si no lo sabe se lo cuento, que, para determinar cuál es su signo zodiacal, debería fijarse por cuál de las constelaciones del Zodíaco pasaba el Sol cuando usted nació. Si llegó a este mundo un 23 de octubre, por ejemplo, ¿de qué signo es? Si ha respondido Escorpio, entonces le ruego que me explique cómo demonios ha conseguido mantenerse vivo durante tanto tiempo: Sucede que las constelaciones que conforman el Zodíaco son aquellas que están ubicadas sobre la Eclíptica (que, vista desde la Tierra, corresponde a la circunferencia que parece recorrer el Sol a lo largo de un año, sobre el fondo de las estrellas aparentemente fijas). Su signo del Zodíaco indica sobre qué constelación, entre las que atraviesan la Eclíptica, se encuentra el Sol en el momento de su nacimiento. El problema con esto es que la información de la que nos proveen los astrólogos es un tanto anticuada: la correspondencia entre franjas del año y signos del Zodíaco estaba muy bien cuando la se determinó por primera vez, hace alrededor de 3000 años. Debido al movimiento de precesión de la Tierra, sin embargo, esa relación no se mantiene igual con el paso del tiempo, sino que se va desplazando hasta volver a su posición inicial al cabo de aproximadamente 26000 años. Así, si usted nació un 23 de octubre, pero un 23 de octubre de algún momento entre el siglo XX y lo que va del siglo XXI, en la fecha de su nacimiento el Sol pasaba por la constelación de Libra, no por la de Escorpio. De este modo, aun si las predicciones hechas por la astrología para cada signo zodiacal fueran correctas, todas ellas estarían desplazadas un signo.
Además, como si esto no fuera suficiente, parece que la mayoría de los astrólogos contemporáneos también se ha olvidado de incluir a las constelaciones de Ofiuco y Cetus en sus cálculos: ubicadas sobre la línea de la Eclíptica (entre Escorpio y Sagitario y entre Piscis y Aries, respectivamente), no veo ninguna buena razón para que no se las incluya en los horóscopos.


A pesar de todo eso y de muchísimas razones más, la proporción de individuos que continúan creyendo en la astrología es descomunal. Es más, no me extrañaría nada que más de uno de mis lectores (porque a pesar de mi escepticismo para con la superstición, tengo fe en que algún que otro lector debe haber) sea un fiel seguidor del horóscopo de algún diario o revista. Si cree usted que, a pesar de todo lo enunciado anteriormente, la próxima edición de las predicciones de Ludovica Squirru le dirá todo lo que necesita saber para solucionar sus problemas, le invito a explicarme por qué. Y digo más, si es usted alguno de mis conocidos y tiene algo realmente interesante que contarme sobre el tema, lo invito a comer y lo charlamos de forma más amena. Ahora sí, si me pide usted que le pase la sal, ¡no crea que voy a evitarle la mala suerte apoyándola sobre la mesa antes de dársela!

jueves, 6 de marzo de 2008

Piratas: I. Anne Bonny



Dedico el espacio inaugural de mi pequeña isla Hy Breasail a un personaje al que siempre he apreciado. Ya sea por sus condiciones de pirata, irlandesa y mujer; por haber sido la primera mujer pirata de cuya existencia tuve conocimiento (nada raro teniendo en cuenta que es la más famosa); por su nombre, Anne, o, más probablemente, por la conjunción de todos estos factores; guardo a Anne Bonny un tremendo cariño, tanto como para hacerla acreedora de estas (horribles) líneas.

La tarea de buscar información fiable sobre la vida de Bonny es prácticamente irrealizable. Claro está que su condición de pirata no es la óptima para permitirnos contar con datos biográficos seguros, y la enorme cantidad de leyendas que se han fraguado en torno a su figura tampoco ayuda. La mayor parte de la información conocida acerca de ella proviene del interesantísimo libro A General History of the Pyrates, de Charles Johnson (pseudónimo de Daniel Defoe), en el que, sin embargo, tampoco puede confiarse del todo. De todos modos, en lo que respecta a un personaje como Anne, supongo que lo que lo hace interesante está más cerca de la leyenda que de la historia, por lo que no creo que importe demasiado la distinción entre una y otra.

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Anne Cormac nació en una fecha indefinida en entre 1697 y 1705 en una población cercana a Cork (Irlanda) como la hija bastarda de un hombre acaudalado y su sirvienta. Debido al amor que sentía por su hija, William Cormac terminó por abandonar a su esposa y mudarse con su amante y su hija a América del Norte, en medio de un gran escándalo en el pueblo irlandés. La posición económica de su padre (que pudo mantener gracias a la inversión en plantaciones) permitió a Anne el acceso a une educación de buen nivel, no obstante lo cual su temperamento fue siempre violento y salvaje.
A los 16 años Anne contrajo matrimonio con el marino James Bonny, junto con el cual se trasladó a la isla de Providence, refugio de piratas. Durante las largas ausencias de su marido debidas a su empleo como informante del gobernador, Anne no dudó en trabar amistad con los piratas de la zona y participar en numerosas contiendas. Así conoció al capitán Jack Rackham, apodado “Calico Jack”, de quien se convertiría en amante para luego sumarse a su tripulación, abandonando a Bonny.
En una ocasión, los piratas al mando de Calico Jack capturaron un navío en el que viajaba un joven inglés, de nombre Mark Read, que decidió pasarse a las huestes enemigas. El nuevo tripulante no tardó en llamar la atención de Anne, quien pronto descubrió que Mark no era Mark sino Mary: otra mujer en la tripulación.
La fama de ambas piratas fue creciendo entre sus compañeros debido a su destreza y valentía, mientras que la suerte de estos en la batalla iba decayendo en igual proporción. Se dice que, cuando un navío del gobierno jamaiquino consiguió finalmente derrotar a Rackham, fueron Anne y Mary las últimas en rendirse, luchando ferozmente hasta el final. Mientras que sus compañeros fueron condenados a la horca, ellas consiguieron salvar sus vidas debido a su condición de embarazadas. A partir de ese momento no existen más registros sobre Anne, por lo que se piensa que su padre o algún otro personaje con influencia sobre el gobierno pudo haberla salvado.
Se cuenta que, antes de ser ahorcado, su amante Jack Rackham pidió hablar con ella, a lo cual Anne se negó, respondiendo: “Si hubieses luchado como un hombre, no serías ahora colgado como un perro”.


Amables lectores, espero no haberos aburrido demasiado pero, de haberlo hecho, os aviso: estad atentos, puesto que en el improbable caso de que me mantenga constante en la actualización de este blog, volveré sobre las vidas de otras célebres piratas.